ENTREVISTA A JUAN CARLOS NALVARTE LOZADA

 

JUAN CARLOS NALVARTE LOZADA: «OTRO PROBLEMA ES QUE LA MAYORÍA DE LOS ESCRITORES LEEN LO MISMO, LO QUE GENERA ABORDAJES SIMILARES Y UNA FALTA DE PROFUNDIDAD EN LOS TEMAS. CREO QUE ES FUNDAMENTAL LEER NO SOLO A LOS AUTORES CONTEMPORÁNEOS, SINO TAMBIÉN A LOS CLÁSICOS»

Juan Carlos Nalvarte Lozada (Arequipa, 1991)* es uno de los narradores arequipeños más interesantes aparecidos durante las primeras décadas del siglo XXI en la literatura peruana. Autor hasta el momento de seis libros de narrativa, sus grandes intereses se han centrado en la exploración del humor, la ironía y el pasado histórico-religioso arequipeño. Además, es abogado e historiador de formación. En esta oportunidad, Sebastián Alva del equipo de El Hacedor conversó con él sobre su carrera literaria.

Sebastián: ¿Qué cambios ha evidenciado con el paso del tiempo en su labor como escritor?

Juan Carlos: Bastantes. Antes, lo único que quería era escribir, sin preocuparme demasiado por lo que iba a decir. Ahora, en cambio, tengo ideas concretas que quiero expresar. También ha cambiado mi forma de pensar, y eso se refleja en mis textos. Un ejemplo de ello es el ataque al modernismo teológico, que está muy presente en mis últimos dos libros.

Sebastián: ¿Cómo ha sido su experiencia al momento de publicar sus libros?

Juan Carlos: Mis experiencias han sido muy distintas, ya que he publicado varios libros. Por ejemplo, mi primer libro lo saqué con una editorial independiente, y aunque al principio estaba emocionado y orgulloso de mi logro, el resultado no fue exactamente como esperaba. A raíz de esa experiencia, decidí optar por la autopublicación, y así publiqué tres de mis libros con la ayuda de un amigo.

Mis últimos tres libros, en cambio, han sido publicados con editoriales independientes. Dos de ellos los trabajé con Aletheya y fue una experiencia muy interesante. Presenté la propuesta al editor junto con un texto preliminar y, como estuvo de acuerdo conmigo, realizó pocas modificaciones. Gracias a su sugerencia, añadí varios cuentos más a mis libros, lo que me hizo sentir muy orgulloso.

Con Ruhuan, el editor de Aletheya, digamos que he aprendido a escribir por encargo. Que el me diga “¿y si escribes sobre esto?”, y hacerlo me ha gustado mucho.

Sebastián: ¿En qué momento decidió escribir sin haber estudiado la carrera de literatura?

Juan Carlos: Decidí escribir antes de estudiar la carrera de Derecho. De hecho, en un principio pensé en estudiar Literatura, pero luego cambié de idea.

Mi interés por la escritura comenzó en el colegio, cuando en mi libro de Santillana de cuarto año leí un fragmento de Los inocentes (1961), de Oswaldo Reynoso. Me pareció una literatura alucinante. No podría creer que se podía hacer eso. Al año siguiente, mientras me preparaba para ingresar a la universidad, llevé el curso de Literatura en la precatólica y el hecho de tener que memorizar datos sobre la literatura me gustó mucho, hizo que me interesara por los escritores y sus obras y ahí un poco que nació la idea de escribir. Y con las lecturas se ha ido consolidando la pasión.

Sebastián: ¿Qué tanta influencia tuvo su experiencia de vida en su literatura?

Juan Carlos: Total. Todo lo que me sucede diariamente alimenta mi literatura. Por ejemplo, en mi libro Cara de pepinillos en vinagre (Aletheya, 2021), casi todos los personajes son yo en algún momento de mi vida, aunque luego les pacen cosas fantásticas, pero siempre parto de qué me hubiera pasado o que hubiera hecho si estaba en determinada situación.

En cambio, el libro Salón familiar (Aletheya, 2024) está muy influenciado por mis estudios, pues trata sobre la historia republicana del Perú. Curiosamente, la idea de este libro surgió a raíz de una entrevista en la que el entrevistador me presentó como un escritor de novelas históricas. En realidad, él se lo inventó al asumir que, como enseñaba historia (y la charla que había dado era sobre un tema histórico), también escribía sobre el tema. Sin embargo, ese comentario me inspiró a explorar la historia en mi escritura.

Sebastián: ¿Cuáles son sus referentes máximos?

Juan Carlos: En cuanto a referentes literarios, los que más me inspiraron al inicio fueron Oswaldo Reynoso, Alfredo Bryce Echenique, Guillermo Cabrera Infante y Jorge Luis Borges. Quería imitarlos, quería hacer las cosas extraordinarias que ellos hacían con la palabra.

Más adelante descubrí a “la otra generación del 27”, a Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura y Edgar Neville, su humor y su forma de entender la literatura y el arte me influenció profundamente. Otro escritor que me fascina es Sławomir Mrożek, sus cuentos son extraordinarios y le debo la brevedad de los míos. También me encanta P. G. Wodehouse.

El siglo de oro español también es ineludible. Garcilaso, Lope, Fray Luis, Quevedo, Tirso, Góngora. Siempre vuelvo a ellos cuando quiero gustar de la vida.

Actualmente, hay un autor argentino que me interesa mucho, aunque no es muy leído: Juan Rodolfo Wilcock. Además, Manuel Mujica Lainez es un escritor que disfruto muchísimo y al que tengo como referente, su prosa es exquisita y me pasa que luego de leerlo, lo siguiente que cae en mis manos me sabe a nada.

También me gusta mucho Jorge Ibargüengoitia, su acercamiento humorístico a la historia, sus novelas atrapantes y contundentes… me encantaría escribir algo como “Los relámpagos de agosto” o “Los pasos de López”, pero en el contexto peruano

En cine, me gusta Woody Allen. Aun así, mis principales referentes siempre son literarios.

Sebastián: ¿Tiene alguna idea para algún libro que está próximo a publicarlo?

Juan Carlos: No sé si estos proyectos llegarán a publicarse pronto, pero tengo varias ideas. Algunas las he tenido en mente durante años, aunque aún no me he decidido a escribirlas, mientras que otras han surgido recientemente.

En particular, quiero explorar textos que se alejen del formato de cuento y experimenten con registros distintos. Por ejemplo, me interesa escribir anotaciones a un poema épico al estilo de Pálido fuego (1962) o la lista de personajes de una novela rusa inexistente. Este tipo de propuestas me resultan fascinantes, y me gustaría explorarlas más a fondo.

Sebastián: ¿Cuál es su percepción sobre la narrativa peruana que se produce actualmente?

Juan Carlos: Sinceramente, no he leído tantos libros como me gustaría, pero hay dos autores arequipeños que me gustan mucho. Uno de ellos es Jorge Malpartida, cuyo libro me acompañó en un viaje de trabajo y al que le agarré mucho cariño. Jorge es muy talento. El otro escritor es Álex Rivera de los Ríos, “Estupendo Brod” es un cuento fuera de serie.

Sebastián: ¿Tiene algún proceso o rutina al momento de empezar a escribir?

Juan Carlos: No, antes tenía algunas rutinas; sin embargo, el hecho de ser padre me ha enseñado a hacer las cosas más rápido. Ahora escribo donde puedo: en el celular, en una hoja, en los exámenes de mis alumnos… Aun así, trato de encontrar momentos largos para escribir. Suelo trabajar en periodos cortos. Mi último libro lo escribí en un mes y una semana.

La vida va tan rápido que prefiero escribir cosas concisas, no quiero quitarle tiempo al lector. Además, me gusta llenar de significado cada frase, por eso me decanto por lo breve.

Sebastián: ¿Qué consejos le darías a aquellos que están animados por ser escritores? 

Juan Carlos: Les aconsejaría que lean mucho, porque, lamentablemente, hay muchas personas que no leen, y lo más preocupante es que algunos escritores tampoco lo hacen, lo que se evidencia en sus textos. Además, otro problema es que la mayoría de los escritores leen lo mismo, lo que genera abordajes similares y una falta de profundidad en los temas.

Por eso, creo que es fundamental leer no solo a los autores contemporáneos, sino también a los clásicos. Hace poco leí un poema épico renacentista, el Orlando furioso (1516) de Ludovico Ariosto y lo gocé increíblemente. Leer a los clásicos es fundamental, porque la verdadera originalidad surge al conocer la tradición y saber en qué puntos romperla.

Sebastián: ¿De los autores que me ha mencionado cuál de ellos cree que debería de ser recordado?

Juan Carlos: Bueno, todos en realidad, aunque no dejan de ser recordados. Talvez los que menos lo sean y necesiten ser más leídos son Wilcock e Ibargüengoitia.

Sebastián: ¿Cómo definiría el rol del escritor en sus años de experiencia?

Juan Carlos: El rol del escritor es fundamental. Antes no le daba tanta importancia, pero con el tiempo he comprendido que el escritor debe ser un profeta, un medio a través del cual el lector puede acceder a lo trascendente.

Por ello, el escritor debe luchar contra la masificación, la masa es el pueblo sin tradición y sin trascendencia. Su misión es invitar a las personas a ir más allá de lo hegemónico, tanto en el pensamiento como en lo material.

Sebastián: ¿Qué está leyendo actualmente y cuáles son sus opiniones con respecto a ese libro? ¿Y por qué deberíamos leerlo? 

Juan Carlos: Actualmente, estoy leyendo dos libros, uno es Theodoros de Mircea Cărtărescu, un autor rumano contemporáneo cuya novela me parece extraordinaria y arrolladora. En ella trata de un valaco de clase baja que se convierte primero en pirata en el egeo y luego en emperador de Etiopía.

El otro es El manuscrito encontrado en Zaragoza (1805), de Jan Potocki, en su versión de 1810. Es una novela fascinante que narra el hallazgo de un supuesto manuscrito por un oficial francés durante la guerra de Independencia española, y en ella se entrelazan deliciosamente historias de endemoniados, gitanos y otros elementos fantásticos. Es un libro para volver a leer muchas veces.

Sebastián: Muchas gracias por su tiempo y por haber respondido todas las preguntas.

Juan Carlos: Gracias a ti por la entrevista Sebastián, estoy muy agradecido contigo y con el equipo de El Hacedor. Estoy leyendo muchos las reseñas y las entrevistas que han hecho, estoy siempre ansioso por ver sus publicaciones.

 

 

* Juan Carlos Nalvarte Lozada (1991). Docente universitario, abogado e historiador. Doctor en Humanidades. En el campo de la ficción, ha publicado El hombre de a cero (Cascahuesos, 2011), Síndrome de Nothing Hill (Laboratorio, 2013), El indignado (Laboratorio, 2015), Un granito de mostaza y otros cuentos reaccionarios (2019), Cara de pepinillos en vinagre (Aletheya, 2021) y Salón familiar (Aletheya, 2024). Su comedia Una mujer autónoma, espontánea y profunda fue puesta en escena en 2017 y también fue finalista en el VIII Concurso Literario de El Búho con su cuento «Doblaje».

 

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