ENTREVISTA A SARKO MEDINA HINOJOSA
SARKO MEDINA HINOJOSA: «LOS ESCRITORES DEBEMOS DESPRENDERNOS DE LA ILUSIÓN DE SER FIGURAS OMNIPRESENTES QUE DEBEN SER LEÍDAS POR OBLIGACIÓN. EN SU LUGAR, EL RETO ES SIMPLE, PERO CRUCIAL: CONTAR BUENAS HISTORIAS, ÚNICAS Y MEMORABLES»

Sebastián: Usted que ha escrito desde realismo hasta
ciencia ficción. ¿Cómo siente que ha cambiado su escritura a lo largo de sus
libros publicados?
Sarko Medina: En realidad, creo que mi forma de
escribir ha evolucionado bastante. Al principio escribía terrible, aunque algún
crítico dirá que aún lo sigo haciendo. Sin embargo, en mi opinión personal,
puedo notar el cambio.
Recuerdo una anécdota: cuando empecé
a escribir, sentía que debía hacer algo novedoso. Había leído Cien años de soledad (1967) de Gabriel
García Márquez y estaba convencido de que lo que él había logrado era pura
alquimia. No terminaba de comprender del todo el concepto, pero sabía que era
algo demasiado grande en comparación con lo que había leído hasta entonces.
Gracias a él, comencé a buscar más autores. Releí los cuentos de Arguedas con
una visión diferente, tratando de encontrar en ellos lo que me había
maravillado de García Márquez. Estaba fascinado y, en ese proceso, descubrí a
Kafka. En ese momento, recibí el peor consejo posible. Le dije a alguien que
quería escribir, y me respondió: No
escribas sobre tu tierra ni sobre lo que vives, mejor escribe sobre otras cosas
y otros países. Yo le creí y traté de seguir su recomendación. Empecé a
escribir cosas ajenas a mí, intenté llenar mis textos de figuras literarias
forzadas, y ahí cometí mi primer gran error.
Más adelante, en la universidad,
logré que un amigo que trabajaba en el medio de comunicación El Búho publicará un cuento corto mío.
Luego le pedí que publicara otro, pero se negó: Escribes muy difícil, me dijo. Esa fue mi primera alerta. Otro
amigo me hizo la misma observación, pero con un gesto adicional: me regaló un
libro de John Kennedy Toole, La Biblia de
Neón. Ese libro fue una especie de salvación para mi escritura. Al leerlo,
entre el sarcasmo y la ironía, descubrí una narrativa sin saltos temporales
confusos, una literatura pura, directa, muy norteamericana.
Fue entonces cuando comprendí en qué
estaba fallando. Decidí empezar de nuevo, pero esta vez con un rumbo claro:
quería contar historias. Asimismo, otro amigo me recomendó que escribiera sobre
Arequipa y empecé a aterrizar mis cuentos a una realidad, pero con cierta
rebeldía de lo clásico de escribir tradiciones y leyendas para poder ubicar a
estos seres en la parte fantástica de mi escritura y también en el realismo de
esta ciudad.
Sebastián: ¿Cómo ha sido su paso por las diversas
editoriales que lo han publicado? Esto incluye su participación tanto en
antologías como en revistas.
Sarko Medina: Antes de publicar, en el 2006 tuve
como un viaje de un año y ocho meses donde estuve en Argentina, Brasil,
Paraguay, Chile y Colombia. Estos viajes fueron realmente reveladores, porque
me ayudaron a abrir la mente y a comprender lo vasto que es el mundo. Cuando
regresé a Arequipa, mi percepción de la ciudad había cambiado por completo.
Una de las principales lecciones que
aprendí fue la necesidad de crear mi propio espacio. Sentía que el canon
literario en Arequipa estaba dominado, por un lado, por una poesía influenciada
por Vallejo y, por otro, por sus herederos. En narrativa, la literatura se
enfocaba demasiado en el realismo, lo cual me generaba un conflicto, porque mi
interés estaba en explorar otros territorios, como lo fantástico y la ciencia
ficción. Afortunadamente, en 2008 comenzaron a proliferar los blogs y las
antologías en diversas revistas. Fue un momento emocionante, porque me animé a
enviar un cuento para una antología de la revista Penumbria, que hoy es muy reconocida en México. Tuve la suerte de
aparecer en su decimosegundo número, y desde entonces he sido parte de los
primeros números de varias revistas que, con el tiempo, se han convertido en
referentes. Un ejemplo es El Narratario,
una revista mensual muy conocida en la que también participé, junto con otras
publicaciones como Aeternum y Plesiosaurio, entre muchas más. Con el
paso del tiempo, al reflexionar sobre más de doce años de trayectoria, me doy
cuenta de que estas antologías fueron fundamentales. Me permitieron desarrollar
cuentos que luego se convirtieron en libros. De hecho, la mayoría de los
relatos publicados en la editorial Aletheya surgieron a partir de esas
experiencias iniciales.
Cuando publiqué de manera informal,
tenía 33 años, un hijo y la sensación de que aún me faltaba algo: el libro
físico. En ese momento, atravesaba un proceso depresivo leve, manifestado en la
incertidumbre sobre el rumbo de mi vida. Cabe mencionar que ya había lidiado
con la depresión en mi juventud. A pesar de haber publicado libros digitales
bajo mi propio sello editorial, sentía que la publicación física seguía siendo
una meta pendiente. Fue gracias a mi amigo Helbert Gutiérrez, del grupo
Minotauro, que logré dar ese paso. Con su apoyo, en 2014 publiqué finalmente mi
primer libro de cuentos.
La experiencia de publicar de manera
independiente es valiosa para comenzar, pero también te hace darte cuenta del
error de no confiar en el proceso editorial. Este proceso tiene varias fases
esenciales: primero, la corrección del manuscrito; luego, la revisión por parte
de un editor, quien a su vez lo envía a un corrector de estilo. Finalmente, el
texto se revisa en papel antes de su publicación. Publicar de forma
independiente no es tan sencillo como parece, ya que implica muchos factores
que pueden pasar desapercibidos sin el respaldo de un equipo editorial.
Con mi tercer libro, El Ekeko y los deseos imposibles (2019), pude fichar con Aletheya y
eso representó un gran paso en mi trayectoria. El proceso fue largo, ya que mi
primer libro tardó más de dos años en salir. La edición y corrección con Ruhuan
Huarca requirieron mucha paciencia de ambos, pero valió la pena, porque
logramos que el libro quedará en su mejor versión. Hasta ahora, es la obra que
me ha dado las mayores satisfacciones. Dos cuentos de este libro han sido
estudiados en la Universidad de Michigan por la catedrática Rocío Quispe, una
académica peruana que enseña allí. No solo han sido analizados en clase, sino
que además fueron animados en forma de tráileres, lo que ha sido una
experiencia increíble para mí. Además, el libro fue presentado durante la pandemia
en la Feria del Libro de Frankfurt, en Alemania. Aunque no pude viajar, me
emocionó ver que apareció en la portada de los libros latinoamericanos que se
presentaron en el evento. Para mí, fue un logro significativo.
También pude
presentar a un concurso el libro que tiene cuentos sobre la pandemia y ganó, por
lo que pudo salir publicada con la Municipalidad de Arequipa. La
profesionalización de un libro es muy importante y eso va por el lado de que
una editorial tome muy en serio su trabajo y eso hace que el libro termine
siendo un buen producto y también influye el tipo de letra, la sangría, los
espacios y los detalles que puedan tener. A parte que una portada atrae mucho y
hasta ese detalle uno tiene que tenerlo en cuenta, porque de lo contrario no
termina de convencerse. Debe de haber varios autores que han sufrido por no
tener ese cuidado y lamentablemente sus libros no satisfacen.
El grupo Minotauro, que surgió a
finales de los años 90, reunió a varios escritores dedicados a la ciencia
ficción, la fantasía y el terror. A lo largo del tiempo, muchos de sus
integrantes lograron publicar numerosos libros. Sin embargo, lo que realmente
ha marcado la diferencia en mi trayectoria ha sido la constancia y la
permanencia en el ámbito literario, lo que me ha permitido alcanzar cierto
reconocimiento. Actualmente, participó en los principales grupos de difusión de
la ciencia ficción, un movimiento que ha evolucionado como lo hicieron en su
momento el boom latinoamericano y el
indigenismo. Además, han surgido nuevas corrientes en distintas regiones, como
el ecofuturismo en Brasil y África. En Perú, el equipo Qhipa Pacha ha comenzado
a desarrollar esta tendencia y ya ha publicado un libro titulado Qhipa Pacha (Pandemonium, 2024), que cuenta con dos estudios académicos como
antecedente. Posteriormente, lanzamos Hipernatura,
una colección de cuentos de escritores que nos dimos el lujo de explorar el
futurismo a través de relatos sobre plantas ancestrales de Latinoamérica. Este
movimiento también ha encontrado eco en Arequipa con la antología Arequipa Futura, publicada gracias a la
editorial Pandemonium. En esta obra, hemos logrado reunir una muestra
representativa de cómo varios escritores arequipeños abordan la ciencia
ficción, consolidando así su presencia en la literatura contemporánea.
El hecho de que
con constancia estemos difundiendo creo que ayuda a que otros tengan las mismas
ganas de adentrarse en estos tópicos que son poco explorados en Perú.
Sebastián: ¿En qué momento se marca su senda para
aventurarse a escribir?
Sarko Medina: Bueno, yo empecé a leer a los seis
años, pero lo hacía de una manera distractora, porque mis padres pasaron por un
divorcio y yo soy hijo único, por lo que me quedé en medio de ellos. Era
sobrevivir con lo que tuviera y lo que yo tenía a la mano para distraerme de la
realidad eran los libros. Por ello, cuando yo visitaba a mi papá los fines de
semana leía su colección de libros pequeños y también historias trágicas de la
editorial Columba. Y todo eso me allanó el camino para tener una mente más
lúcida y no pensar en mi situación.
Llega un momento
clave que es en el año 1989 donde Sendero Luminoso ingresa a Cotahuasi, donde
vivía mi abuela materna llamada mamá Hilaria, y esa confusión con muertes
dolorosas hace que mi pariente venga a Arequipa y ella pone una tienda. Me
contrata a mí, que en ese entonces era un niño, para que pueda vender. Y yo me
aburría mucho hasta que un día llega mi tío y me deja el libro Cien años de
Soledad y yo empiezo a leer por distracción y algunas cosas no entendía
nada, pero otras partes eran fantásticas para mí y yo no podía creer que ese
libro me generará imágenes realistas que me llegarán a gustar mucho. Cuando
terminé el libro me acuerdo que dije «yo quiero escribir algo así» esto fue
como una revelación porque cuando lo dije sentí un dolor que no sé cómo
explicarlo. Después comprendí porque me dolió y fue porque lo que yo quería en
la situación donde me encontraba era imposible porque sentía que no lo iba a
lograr nunca. Sin embargo, mi terquedad hizo que pudiera construir poco a poco
el camino de escritura y lo primero que hice fue escribir un cuento que
empezaba por el final, pero nunca lo terminé.
Sebastián: ¿Por qué escogió la ciencia ficción?
Sarko Medina: En realidad, yo tenía demasiados
registros de ideas por escribir en mi cabeza y a la vez yo estoy orientado por
lo visual, porque durante toda mi infancia tenía bastantes películas y me
quedaba viéndolas hasta la madrugada. Y las que más me gustaban eran las de
ciencia ficción. Me acuerdo que en ese momento estaba presente la Guerra Fría y
existía la idea de que en algún momento el mundo se iba a acabar. Pero tengo
que confesar que al igual que Gabriel Márquez yo tuve una especie de viaje iniciático
y tenía esas ideas presentes. Posteriormente, cuando salgo del colegio, yo
quiero estudiar literatura, pero mi familia se interpuso y me obligan a
estudiar ingeniería, por ello postuló a la universidad para la carrera de Ingeniería
Industrial pero no ingreso, luego de algunos intentos logró ingresar. Sin
embargo, yo me metía a las clases de literatura, pero me desmotivaron y entré
en crisis, por eso me decido irme de viaje a Cotahuasi y ahí me encuentro con
Luzgardo Medina con el cual empecé a hablar de poesía y cuentos, y me entraron
las ganas de recopilar un montón de argumentos de historia y ahí realmente recopilé
la gran mayoría de ideas sueltas para escribir. Y mientras yo le ayudaba a mi
mamá Hilaria en su tienda empecé a escribir y ese fue el respiro suficiente que
necesitaba para poder agarrar argumentos. Por eso para mí fue muy natural un día
escribir un cuento realista, otro día escribir un cuento fantástico o un poema.
Y este desorden me ha acompañado toda la vida. Pero hay otros escritores que
escriben de corrido como Paulo Coelho que una vez al año en quince días se pone
a escribir un libro; luego, otra de las formas de escribir es la de Mario
Vargas Llosa: dos horas al día le son suficientes para escribir un libro. En cambio,
mi método es un alegre caos que me encanta y tengo bastante material, pero no
todo va a ser publicado, porque ya aprendí que no todo lo que escribes lo debes
de publicar.
Mi libro Toque
de queda en la ciudad fósil (2022) es un libro que tiene varios cuentos
híbridos como misterio y horror dentro de la pandemia, porque todo lo que no te
podías imaginar que iba a pasar llegó a ocurrir. Y obviamente otro ejemplo es
mi libro Alasitas (2024) donde está recopilado casi todos los géneros
que manejo, y si bien es cierto escribo muy poco del amor, en la última página hay
un cuento sobre el amor.
Sebastián: ¿Aparte de los referentes que me has
mencionado tienes otros más ya sean cinematográficos, musicales o mitológicos?
Sarko Medina: Mis máximos referentes literarios son
Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Si no hubiera leído La ciudad y los perros (1963), Los cachorros (1967) y Los jefes (1959), quizás no habría desarrollado mi visión del realismo
como lo he hecho. Aunque siempre he estado en contra de repetir el arquetipo
del «padre que destruye la vida del escritor», estas obras me han influenciado
profundamente. Por otro lado, Cien años
de soledad (1967) y La guerra del fin del mundo (1981) han sido fundamentales para mi escritura. Mis libros contienen
varias referencias a estas novelas, aunque siempre marcando mi propio estilo.
Otros autores que
han dejado huella en mi formación son José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro
y Alfredo Bryce Echenique, cuya ironía me han divertido y enseñado mucho. Fuera
del ámbito local, Borges, Vallejo y Sábato han sido claves en mi desarrollo
literario. También he encontrado inspiración en escritores como Henry Miller y
Hans Christian Andersen. De este último aprendí que se puede escribir un cuento
profundamente impactante sin perder la inocencia del relato, ya que el lector
no busca que le hablen con crudeza, sino que lo envuelvan en la historia. Un
gran ejemplo de esto es «La vendedora de fósforos», un cuento bellamente
escrito que, sin embargo, destruye sentimentalmente. Otro autor que ha logrado
este equilibrio con maestría es Oscar Wilde, a quien siempre recomiendo leer.
Otro de los
autores que ha marcado mi vida es Graham Greene. La primera obra que leí de él
fue Nuestro hombre en La Habana (1958), y me pareció fascinante cómo
lograba retratar a un personaje que, aun cometiendo errores, conseguía salirse
con la suya. Lo que más me impactó fue la motivación del protagonista: un
hombre separado que, más allá de sus fallos, solo quería darle una mejor vida a
su hija. Luego leí El poder y la gloria (1940), una novela ambientada en la
época de las cristiadas, cuando los sacerdotes cristeros eran perseguidos. Este
libro me hizo reflexionar sobre cómo el honor y la esencia de lo que uno es
pueden prevalecer incluso ante el peligro de muerte. Para mí, esta historia
retrata de manera magistral la verdadera naturaleza del ser humano.
Además, Graham
Greene fue espía en Inglaterra, y eso se refleja en su obra. Sus novelas
exploran con profundidad las motivaciones humanas, mostrando personajes
complejos que se debaten entre la moral, la lealtad y la supervivencia. En el
aspecto cinematográfico, podría mencionar a Studios Ghibli. Una de las
películas que más me cautivo es Nausicaa del Valle del Viento, porque mi
papá me compró dos ediciones juveniles de la Odisea y la Ilíada,
y uno de los personajes es la figura de Nausicaa, porque ella acoge durante un
tiempo a Ulises para salvar su vida y ayudarlo. Por eso admiro a ese personaje
porque matan a su padre y en ese momento ella ataca a los asesinos de su padre
hasta llegar a matarlos y eso para mí era muy novedoso.
Hay otra película
que la recomiendo y que me pareció hermosa titulada El lobo y el halcón la cual me ha alimentado para escribir mis
cuentos y a la vez la música también me inspira mucho, ya que yo escucho de
todo y no escribo sin música.
En el aspecto
mitológico, la cosmovisión andina quiere estandarizar las historias y ahí viene
un problema porque cuando se habla de mitología se hace referencia a dioses
muertos, en cambio cuando se habla de cosmogonía andina se habla de apus y
manifestaciones vivas en las personas. Por eso a mí me resulta más sencillo
poder agarrar una historia, sentirla viva y plasmarla como algo que sucede y
que está vivo. Esto lo digo porque cada escritor debe de tener en cuenta cuáles
son sus ventajas de escritura para también en algún momento enfrentarse a un
reto.
Sebastián: ¿Ahora tiene un proyecto para escribir?
Sarko Medina: Sí, estoy empezando con una saga que
es un universo donde se plantea una ucronía. Me hago la siguiente pregunta: ¿Qué
hubiera pasado si? Allí incluyo a los apus y un danzante de tijeras; además, en
esta saga incluyo estas dos realidades y espero que lo esté realizando bien
para que se pueda entender como una historia inicial, porque el enemigo a
vencer es el Supay, porque yo siento que el mal existe y hoy en día hay una
tendencia, porque como no queremos llamar malo a alguien disimulamos sus actos
malos. Por eso en esta saga quiero construir un buen malo que tenga todos los
elementos para que los otros personajes que van a tratar de combatirlo puedan
tener su justificación con el hecho de que no puede seguir haciendo esas cosas,
Luego tengo otros
proyectos que espero concluirlos antes de que me muera, porque de verdad son
varios.
Sebastián: ¿Cuáles son sus percepciones sobre la
narrativa peruana contemporánea?
Sarko Medina: Desde hace muchos años tengo una
página de cultura, y en los últimos tres años he logrado abrir espacios para
entrevistas a jóvenes autores. Como requisito, les pido que me envíen uno de
sus libros, no porque quiera obtener ejemplares gratuitos, sino porque estoy
realizando un trabajo de recopilación. Mi objetivo es reunir una muestra
significativa de una etapa de producción literaria y, a partir de ella, definir
una época dentro de un lapso de cinco años. Hasta el momento, puedo decir que
la producción literaria nacional sigue en baja. Se nota que muchos libros han
sido escritos de manera apresurada, sin darles el tiempo de reposo necesario.
Algo que podría haber funcionado mejor con una mayor maduración, ha sido
publicado con rapidez. Lo comprendo, porque hoy en día es más fácil publicar un
libro si se cuenta con el capital, pero esto ha generado un problema: no
estamos profesionalizando al escritor.
En internet es fácil encontrar estas
publicaciones, pero muchas carecen de la autocrítica necesaria. Creo que todo
escritor debería preguntarse: ¿Qué aporta
mi libro? Además, es fundamental leer mucho, porque he notado que ciertos
tópicos se están repitiendo constantemente, y la literatura no debería tratar
de eso.
Sebastián: ¿Qué consejos les daría a aquellos animados
adentrarse a esta odisea que es la escritura?
Sarko Medina: Con respecto a esta pregunta, quiero
compartir algo que dijo uno de los escritores fundamentales para mí, Oswaldo
Reynoso, en una entrevista: «Primero lee, porque en la lectura vas a encontrar».
A esta idea, yo agregaría: «Lee,
porque los escritores no se han guardado sus secretos». Por ejemplo, si
lees Conversación en La Catedral (1969)
y lo analizas con detenimiento, descubrirás cómo funciona el juego de los
múltiples narradores. La lectura no solo te da conocimiento, sino también
herramientas para escribir.
En segundo lugar, escribe a partir de
todo lo que has absorbido leyendo. En los talleres que dicto en la universidad,
suelo notar algo curioso: cuando le das un tema a alguien para que escriba, si
este le resulta cercano, no solo logra plasmarlo en palabras, sino que además
genera una historia válida y auténtica. Y esa es la magia de la escritura. Por
eso, la verosimilitud es fundamental. Una historia bien construida, con verdad
en su esencia, siempre logrará conectar con el lector.
Otro consejo importante es vivir
plenamente, pero de una manera que realmente te permita conocer tu entorno.
Esto implica salir de tu zona de confort, viajar, conocer nuevas personas y
visitar lugares a los que, en otro momento, no irías. Todo esto sin caer en las
adicciones. En esencia, se trata de ampliar tu perspectiva y experiencias,
porque de ahí nacen las mejores historias.
Sebastián: ¿Qué estás leyendo actualmente? ¿Y qué
opinas de dicha lectura?
Sarko Medina: Estoy volviendo a leer Cien Años de Soledad por octava vez a
raíz de la saga que estoy escribiendo. Pero ahora me he percatado de que
Gabriel García Márquez nos mintió de una manera magistral, tanto así que
estamos agradecidos por ello, porque su novela refleja la historia de Latinoamérica,
pero en realidad no lo es. Lo que expresa es tan inmenso que sigue cautivando a
generaciones de lectores.
Lo que estoy
haciendo es analizar diversos tópicos de la obra para que me sirvan de
referencia en la escritura de mi proyecto, el cual irá tomando forma con el
tiempo.
Sebastián: Muchas gracias por su tiempo, ¿quisiera
agregar algún comentario?
Sarko Medina: Estamos viviendo un momento clave en
el cambio generacional, marcado por la llegada de la Inteligencia Artificial.
Esta tecnología nos desafía a replantearnos el papel de los escritores, porque,
en cierto sentido, nos muestra que no somos indispensables. También nos
enfrenta a una realidad incómoda: la lectura, en términos de educación masiva,
no es tan esencial como solemos creer, sino que su verdadero propósito siempre
ha sido el entretenimiento. La IA nos demuestra que puede generar textos con
facilidad, lo que nos obliga a reconsiderar nuestra labor. Sin embargo, si
recuperamos el sentido original de la lectura como una fuente de disfrute,
podremos encontrar un nuevo espacio en este paradigma. Los escritores debemos
desprendernos de la ilusión de ser figuras omnipresentes que deben ser leídas
por obligación. En su lugar, el reto es simple, pero crucial: contar buenas
historias, únicas y memorables.
En este escenario, la autenticidad
será la clave para la supervivencia literaria. Mientras más genuino y original
sea un escritor, más posibilidades tendrá de seguir vigente en un mundo donde
la IA nos plantea un nuevo desafío creativo.
Sarko Medina Hinojosa (1978). Es escritor,
periodista y articulista. Trabajó en RPP Noticias, Diario Arequipa Al Día,
Diario Noticias, Radio San Martín. Ha sido editor de la Revista Muchapinta. Conductor
del taller online "El comecuentos". Profesor del taller de cuento,
microcuento y redacción literaria en la UCSP. Sus libros publicados hasta el
momento en narrativa son: Palo con clavo y santo remedio (2014), La
Venganza de los Apus (2017), El Ekeko y los deseos imposibles
(2019), La calle está dura (2021), Toque de queda en la ciudad fósil
(2022) y Alasitas (2024). En formato digital: “33 microcuentos de
verdades en pareja” (2011), “Insólita Realidad” (2012) (Reedición Editorial
Torre de Papel 2015), Impactante Fascinación (2014); en cuento y fotografía:
“Palomas” (2012). Cuentos suyos están en las antologías: “El Umbral, Antología
de Relatos Insólitos” (2015) y “El Lado Oscuro de la Luz, Relatos de Misterio”
(2016); “Las Sombras en el Sillar” (2017), editados por el Grupo Literario
Kosmogonía. Su cuento “Redecorter” ha sido antologado en la muestra “Más allá
de lo real. Antología del cuento fantástico peruano del siglo XXI”,
investigación a cargo de Elton Honores, catedrático de la Universidad Mayor de
San Marcos. Fue finalista en el concurso de cuento 2019 de la Revista El Búho.
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